¿Quién no ha pensado en viajar alguna vez a
lugares de ensueño? Y, dentro del mundo de los viajes, ¿quién no se ha
transportado con la imaginación a uno de esos hoteles maravillosos que se
funden con el entorno e incluso con la historia, con el arte y con la cocina
del lugar?.
Un hotel no tiene
por qué ser simplemente un alojamiento. Dentro de sus muros transcurre un
torrente vital alimentado por el trasiego de los verdaderos protagonistas: los
viajeros, esos seres humanos que ha dejado por unos días su vida habitual para
trasladarse, por diversos motivos, al hotel escogido, donde establecerán su
residencia temporalmente y desde el cual realizarán excursiones, visitas
turísticas, reuniones de negocios, o sencillamente donde se hospedarán para
gozar de las diferentes opciones de confort que ofrece el Gran Hotel.
Los directivos de
estos establecimientos de suprema calidad, conscientes de que los usuarios que
llegan a sus centros son verdaderos gourmets, compiten en ofrecer el
esplendor y el lujo de sus instalaciones
junto con un trato exquisito, espléndidas vistas, refinada gastronomía...
Magníficos edificios coloniales, haciendas fastuosas, edificaciones del siglo
XVIII o fabulosos palacios se convierten por arte de magia en modernos hoteles
rehabilitados con los mejores materiales donde cohabitan las milenarias
piedras, piezas de arte, óleos o tapices con los más modernos jacuzzi,
baños turcos, health clubs, piscinas climatizadas y externos campos de
golf. Muchos de ellos ofrecen además enclaves geográficos privilegiados junto a
parques naturales, paraísos costeros o montañosos y bellos jardines que son
refugio de paz y descanso.
España goza de un
extenso surtido de calidad para los más exigentes. Desde los hoteles que
imprimen majestuosidad y calidad arquitectónica, como el Hostal de los Reyes
Católicos en Santiago de Compostela o el Hostal de San Marcos en
León, o edificios emblemáticos que
encierran parte de la historia contemporánea de la ciudad –Hotel Real de
Santander-.
Dentro de los muros
de estas fábricas de sueños se desarrolla una intensa actividad y las
apetencias de los viajeros son satisfechas por cualificados profesionales. El
primer objetivo es hacer feliz al cliente. El segundo que el cliente vuelva. Y
mientras tanto el cliente sueña despierto en ese mundo irreal que por unos días
ha capturado para sí mismo y lo ha transformado en una hermosa realidad.
AURORA PEREZ MIGUEL