jueves, 7 de febrero de 2013

EL FABULOSO MUNDO DE LOS GRANDES HOTELES: LUJO, GLAMOUR, CONFORT, NEGOCIOS



¿Quién no ha pensado en viajar alguna vez a lugares de ensueño? Y, dentro del mundo de los viajes, ¿quién no se ha transportado con la imaginación a uno de esos hoteles maravillosos que se funden con el entorno e incluso con la historia, con el arte y con la cocina del lugar?.

Un hotel no tiene por qué ser simplemente un alojamiento. Dentro de sus muros transcurre un torrente vital alimentado por el trasiego de los verdaderos protagonistas: los viajeros, esos seres humanos que ha dejado por unos días su vida habitual para trasladarse, por diversos motivos, al hotel escogido, donde establecerán su residencia temporalmente y desde el cual realizarán excursiones, visitas turísticas, reuniones de negocios, o sencillamente donde se hospedarán para gozar de las diferentes opciones de confort que ofrece el Gran Hotel.

Los directivos de estos establecimientos de suprema calidad, conscientes de que los usuarios que llegan a sus centros son verdaderos gourmets, compiten en ofrecer el esplendor y el lujo de sus  instalaciones junto con un trato exquisito, espléndidas vistas, refinada gastronomía... Magníficos edificios coloniales, haciendas fastuosas, edificaciones del siglo XVIII o fabulosos palacios se convierten por arte de magia en modernos hoteles rehabilitados con los mejores materiales donde cohabitan las milenarias piedras, piezas de arte, óleos o tapices con los más modernos jacuzzi, baños turcos, health clubs, piscinas climatizadas y externos campos de golf. Muchos de ellos ofrecen además enclaves geográficos privilegiados junto a parques naturales, paraísos costeros o montañosos y bellos jardines que son refugio de paz y descanso.

España goza de un extenso surtido de calidad para los más exigentes. Desde los hoteles que imprimen majestuosidad y calidad arquitectónica, como el Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela o el Hostal de San Marcos en León,  o edificios emblemáticos que encierran parte de la historia contemporánea de la ciudad –Hotel Real de Santander-.

Dentro de los muros de estas fábricas de sueños se desarrolla una intensa actividad y las apetencias de los viajeros son satisfechas por cualificados profesionales. El primer objetivo es hacer feliz al cliente. El segundo que el cliente vuelva. Y mientras tanto el cliente sueña despierto en ese mundo irreal que por unos días ha capturado para sí mismo y lo ha transformado en una hermosa realidad.


                AURORA PEREZ MIGUEL