jueves, 13 de febrero de 2014

LA ARTESANÍA Y EL APASIONANTE MUNDO DE LOS VIAJES


Aurora Perez Miguel
Vicepresidenta FIJET España



Artesanía y Viajes son dos conceptos que, por separado, pueden abarcar múltiples facetas y dar lugar a multitud de charlas, estudios, publicaciones y proyecciones. Al unir estos dos temas, se pretende concienciar a un amplio sector de la población viajera para que ponga su atención en ambas cosas, sintetizando los valores culturales que poseen los países visitados a través de un cordón umbilical impregnado de lo más profundo que puede expresar el ser humano: sus artesanías, muestras tangibles de lo que más quieren de lo suyo (su barro, su madera, su hierro, es decir, su tierra, sus bosques, su entorno).



Desde los comienzos de la historia el hombre ha abandonado sus lares para lanzarse a la búsqueda de sus sueños propios o trasmitidos por otros soñadores. La persecución de una quimera, el interés, la curiosidad por el saber, etc. siguen haciendo girar al mundo.

La gran herencia que un pueblo recibe de otro y que a su vez trasmite a otro es el conocimiento de su propia cultura.


Al viajar se recorren espacios y también tiempos. Se visita un lugar en el tiempo presente, pero se traslada la imaginación hacia otras épocas en virtud de la inspiración de datos proporcionados por  diversas pistas (piedras, ruinas, hallazgos arqueológicos…) ,  y en virtud del conocimiento adquirido a través del estudio previo de determinadas civilizaciones. La evocación es un juego sutil de nuestra inteligencia que quiere escudriñar en el pasado. Se juega con el tiempo en tres dimensiones: partiendo del presente hacia el pasado y hacia el futuro, estableciendo así un permanente viaje dentro del viaje.

A través del mundo de los viajes nos ponemos en contacto con otras gentes y queremos perpetuar su recuerdo con objetos elaborados por ellos en tierras lejanas, que luego recordaremos con añoranza desde nuestros hogares. Se va creando el mundo de las artesanías. Primero como algo pequeño, como un recuerdo, como algo sin mucho valor; pero poco a poco entran en escena las industrias culturales, abarcando actividades de producción y comercialización que, impregnadas de identidad, tienen como materia prima la creatividad. Y aquí entra todo: artesanías, medio de comunicación, publicidad, artes escénicas, artes visuales, etc. Poco a poco se van encontrando nuevos valores a las industrias culturales como generadoras de productos económicos.


El turismo crece. Ya no se trata de viajeros aislados, sino de masas turísticas ávidas de “comprar regalos para la familia”. La  producción de las industrias culturales se mezcla con las artesanías genuinas, más auténticas, más enraizadas en la identidad de las gentes del lugar visitado. Pero los viajeros y turistas, así como los propios artesanos, se van dando cuenta de que el trabajo artesanal no tiene por qué quedar anclado en un pasado decadente, ni tiene por qué verse subsumido bajo las garras de las macro empresas vendedoras de “series”. Actualmente, en muchos países del tercer mundo, merced a la cooperación para el desarrollo y auspiciando el sistema de microcréditos, la auténtica artesanía puede mover multitud de microempresas, logrando puestos de trabajo (principalmente para mujeres), especialmente en las áreas rurales. No es caro crear un puesto de trabajo artesanal, ni se requieren equipos caros para la producción ni grandes naves industriales, ni tecnologías avanzadas.

La artesanía, que tiene efectos multiplicadores, hace partícipe de los beneficios del turismo a las comunidades, al tiempo que  contribuye a afianzar el orgullo y la identidad de los nativos.

El fascinante mundo de los viajes debe empezar en el cerebro humano, generador de sueños y aventuras, creador de quimeras y fantasías.



Mientras estemos vivos, estará nuestra mente en movimiento, buscando otras gentes y otros lugares, compartiendo con ellos sus y nuestros deseos, comprando su “historia” a través de los trabajos artesanales creados por ellos para nosotros, con lo que nos hacen partícipes de su pasado y de su presente, mientras nos ruegan silenciosamente que no les neguemos el futuro.