Vicepresidente
Fijet España
No es necesario viajar a la selva amazónica para
sumergirse en un entorno de vegetación exuberante, donde el color verde empapa
la retina y nos produce una sensación de placidez infinita. A dos horas y
cuarto de Madrid descubrimos la Castilla ignorada, tan cantada en su vertiente
amarilla y seca. En la Soria verde, al oeste de la capital, se abre una
esperanza vegetal de inmensos bosques sanos sin fecha de caducidad que muestra
su esplendor compartiendo su belleza con el viajero, al que descarga oxígeno y
aire puro: los pinares altos que ven nacer al río Duero en los Picos de Urbión
y los pinares bajos al sur del río Ebrillos.
Pasando por el medieval pueblo de Calatañazor y
siguiendo la carretera del Burgo de Osma a Soria, se toma el desvío hacia
Abejar, y pasado este pueblo camino de la Laguna Negra nos encontramos con
el Embalse de la Cuerda del
Pozo, hectáreas de terreno de bosque y valles, robledales, pinares, apacibles alamedas y
relajantes espacios donde disfrutar del ocio veraniego. El embalse proporciona
lugares de baño, deportes náuticos y otras actividades playeras, junto a
restaurantes y bares que abastecen
a bañistas y veraneantes. Dos de estos lugares emblemáticos de disfrute al aire
libre son Playa Pita y playa Herreros.
Continuando por la misma carretera se llega a la Laguna
Negra, corazón de Urbión, donde Machado narra la historia de un parricidio.
Las leyendas y fantasías se suceden en este paraje de ensueño, plagado de
supersticiones e historias de amores desgraciados y de asesinatos. Las oscuras
aguas me recuerdan al escocés Lago Ness, objeto igualmente de cuentos y
narraciones novelescas. Se dice de la Laguna Negra que sus aguas desembocan en
el mar siguiendo tortuosos brazos sumergidos y emergentes acá y allá. Inmensos
farallones rodean las sombreadas aguas como gigantes protectores. Su entorno
boscoso y rocoso está plagado de rutas, haciendo la delicia de senderistas y
caminantes que se deleitan con un paisaje espectacular, sobre todo desde el
mirador a 2.010 metros de altura, con una impresionante panorámica de la laguna
y sendas de Urbión. Las caprichosas formas del entorno son producto de la
erosión del hielo, que ha ido
esculpiendo con paciencia, cual caprichoso escultor, este formidable cuadro de
la naturaleza. Circos, morrenas, nichos de nivación y lagunas caracterizan este
espacio natural. El pino silvestre o albar cubre grandes extensiones. En las
laderas umbrías aparece el haya. La comunidad faunística es variada y
abundante. Hay reptiles como el lagarto verde y la víbora áspid. Entre los
mamíferos se encuentran ardillas, garduñas, zorros, comadrejas, tejones,
corzos, ciervos y jabalíes; menos abundantes son los lobos, nutrias y visones.
Los reyes de la zona son las aves rapaces, como el águila culebrera, el halcón
peregrino, el águila real, la perdiz pardilla, etc.
Hay más lugares de ensueño en esta zona de la Soria
desconocida, como el magnífico Monte Valonsadero, muy cerca de Soria y para
deleite de sus habitantes, o el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, etc.
Basten estos ejemplos para animar a una corta escapada a urbanitas estresados,
montañeros, turistas, caminantes, familias, y a todo aquel que desee salir de
la rutina cotidiana.
Abejar y Hotel la Barrosa
Para llegar a todos estos lugares uno de los pueblos
mejor situados es Abejar, típico pueblo soriano cuyas principales
actividades son madera, muebles y destacados productos gastronómicos
relacionados con el foi de pato y micología (en especial la trufa).
En este
pueblo el Hotel La Barrosa es ideal. Pequeño hotel de 12 habitaciones,
familiar, cómodo, limpio y agradable. La comida es muy buena y el trato
excelente. Dada su situación estratégica en la zona es muy agradable, al volver
de las excursiones, disfrutar de su piscina climatizada y sauna, situadas al
igual que un pequeño gimnasio y sala de juegos en la parte baja del hotel.
En este establecimiento tienen lugar celebraciones
relacionadas con trufa y micología, así como diferentes actividades culturales
(especialmente musicales).