martes, 11 de octubre de 2011

El truco del turco en Turquía

MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ SUÁREZ 

Directivo de FIJET España


TENÍA mucho interés y curiosidad por vivir en primera persona qué es lo que allí sucede y qué están haciendo en el sector turístico de ese país euroasiático, en razón del progresivo crecimiento, que durante esta última década ha sido muy llamativo y sin duda para los que estamos relacionados con el turismo, realmente sorprendente.

Turquía, a día de hoy, ocupa ya la séptima posición en el ranking mundial y el pasado año recibió la importante cifra de 25,9 millones de turistas extranjeros. Las previsiones para el cierre de 2010, según la OMT, aportarán un nuevo y espectacular crecimiento del 10%, que cristalizará en la recepción de 30 millones de turistas. De seguir en esta progresión, en 2020 Turquía estará entre los cinco primeros destinos del planeta. A su vez, en el conjunto de la economía, la potencialidad del mercado turco, las negociaciones de adhesión a la UE, su apertura económica y las reformas estructurales plantean una serie de oportunidades avaladas por su crecimiento económico continuado. Por su parte, los analistas señalan que los indicadores económicos apuntan a que el comportamiento de la economía de ese país será mejor que la de sus vecinos, y además, es de esperar que el PIB aumente un 5% en 2010.

Durante 2009 fue uno de los pocos países turísticos que creció; subrayemos que fue un año de plena crisis económica internacional, de hecho, terminó el ejercicio posicionándose como uno de los principales destinos del Mediterráneo, con un incremento del 3%. En contraposición, los 10 primeros países turísticos registraron números rojos. A todo esto hay que añadir que ya los turistas británicos prefieren pasar sus vacaciones en Turquía en detrimento de España, que ha venido siendo su destino favorito. Los ingleses crecieron un 30% en este país en 2009.

Con todos estos datos pragmáticos era obligatorio ir y poder analizar "in situ" lo que venía sucediendo en Turquía. ¿Cuál es el truco del turco en Turquía? Bullía en mi cabeza la idea de que cuando llegara a Estambul me encontraría una ciudad gigantesca de 15 millones de habitantes, en cierto modo desordenada y muy al estilo de El Cairo en muchos aspectos, con una cultura islámica muy penetrante, y es así en algunas cosas, como el del tráfico, pero en poco más.
Volé con la Turkish Airlines, de la cual hay que destacar que es una magnifica compañía, con más de 130 aeronaves de última generación y un servicio a bordo de primer orden.

La idea y el bosquejo que tenía preconcebido no se ajustó en nada a la realidad. Llegué a una ciudad moderna que puede asemejarse a cualquiera de las europeas de primera línea. Estambul es mucho más europea que algunas de las ciudades de la Unión, sin que aún pertenezca a la misma. Quizás, se esté desnaturalizando a consecuencia de la dichosa globalización, disolviéndose algunos de sus signos de identidad, y si no fuera por el idioma, el Bósforo y sus inigualables monumentos, podría decir que me encontraba en cualquier ciudad próspera del mundo. Estambul es ya una de las grandes urbes del planeta. Caminé por sus calles y me sentí como en casa, sin percibir ningún tipo de agobio y con una muy buena sensación respecto de la seguridad.

Quizás uno de sus puntos débiles, como sucede en nuestro país, y especialmente en Canarias, sea el servicio en general, pues carecen de buenos parámetros de calidad. La profesionalidad es una de sus asignaturas pendientes, y sin duda en la que tienen que trabajar intensamente, si el objetivo final es que se produzcan aceptables índices de repetición.

Me alojé en uno de los grandes hoteles de la ciudad, en lo alto de una colina desde la cual se divisaba el Bósforo, que separa la parte europea que abarcó durante el Imperio Otomano también a la provincia europea de Rumelia, hoy perteneciente a la parte asiática. En el afamado Hilton, que cumplía 55 años y cuya compañía tiene amplios planes de crecimiento en el país, ¡sorpresa!, encontramos bastante deficiencia en el servicio al cliente y una carencia notable de calidad. ¡Tremendo para un 5 estrellas de lujo!

Tras un recorrido, conociendo su espectacular patrimonio, viajé a su centro turístico más importante, su buque insignia: Bodrum, situado a unos 700 km. al Sur, en el Mediterráneo, la zona turística por excelencia. Lugar vacacional de sol y playa, que sólo recomiendo en temporada estival ya que a partir de octubre el tiempo es desapacible y allí hay poco que hacer. Sigo insistiendo en proclamar que el mejor destino de Europa entre septiembre y abril son las islas Canarias y continuamos sin saberlo vender adecuadamente en nuestros mercados naturales.

En la península de Bodrum hay muy buenas instalaciones alojativas y las grandes cadenas están casi todas instaladas allí; posicionadas en parajes mediterráneos únicos, llegando sus complejos hasta el mismo mar. Pero de nuevo descuidan lo principal, la formación, pues tiene muchas carencias. Los trabajadores son educados, pero no amables, y carecen del conocimiento necesario y de las principales técnicas para poder dar un buen servicio. La calidad en esta materia es deficiente. Son muy respetuosos, pero no están adecuadamente formados. En cuanto a la gastronomía en general, en estos "resorts" de cinco estrellas es muy básica y poco elaborada, dejando en muy mal lugar a la tradicional gastronomía turca, que es exquisita.

Tras un amplio estudio y estableciendo la comparación con otros destinos competidores, llegué a la conclusión de que la gran diferencia, su seña característica, viene marcada exclusivamente por el precio. El truco de Turquía está realmente en los precios. Es un destino barato y mientras mantenga ese nivel de oferta seguirá creciendo, eso sí, si no lo remedia liquidando el hándicap de su baja calidad. Lo peor es que se está ya equiparando a Europa y cuando eso se produzca, con la moneda y la mejora en la calidad de vida, se forzará sin querer el aumento de los precios del paquete, y en ese instante los avispados operadores turísticos internacionales cambiarán de rumbo y trasladarán a esos millones de turistas a otros destinos más interesantes, para que sus cuentas de resultados puedan ser más positivas si cabe.

Están en el momento de plantearse una estrategia turística de futuro, con el objeto de no sobredimensionarse, calcular su capacidad de carga, y disponerse a formar, formar y formar, que es el punto más débil de su producto. En cuanto al resto, y por lo dicho, recomiendo que hagan una visita a este peculiar país.