Por Miguel Ángel García Brera
Presidente de FIJET ESPAÑA
Presidente de la Asociación Española de Derecho Turístico
La ciudad rumana de Targu Jiu ha recibido el pasado
dia 11 de Octubre, el premio al esfuerzo en la promoción turística que otorga
la Federación Mundial de Periodistas y Escritores de Turismo (FIJET) con el
nombre de Pomme d´Or.
Lamento no haber podido asistir esta vez al evento, ni
enviar un texto, tal y como se me pidió, pero, no siempre uno puede hacer lo
que más le gusta y, en este caso, estoy convencido de haber sido excusado, pues,
debido a cuanto he escrito y publicado, nadie puede dudar en Rumanía de que el
país y sus gentes gozan de todo mi afecto y admiración.
En cuanto a mi recuerdo de Targo Jiu, cuyo origen está
en un Campamento romano en la falda de los Cárpatos, junto al río Jiu, debo
anticipar que la conocí el año 1975,
cuando tenía el nombre de Tirgu Jiu, que realmente es como se pronuncia en
rumano y se lee en español. En aquella visita, me asombró la originalidad y
grandeza de la obra de Brancusi, nacido a un paso de la ciudad, en la aldea de
Habita, donde se conserva y se exhibe su casa natal. Targu Jiu tiene la
fantástica suerte de conservar en su Parque principal tres obras del inmortal
escultor, como son: la más admirada Columna sin fin o infinita, realizada en
1938, con la superposición de 17 elementos de hierro fundido, la Mesa del
Silencio, de piedra caliza con 12 sillas de porte vigoroso y la Puerta del
Beso, construida en mármol, bajo cuyo arco triunfal parecen desfilar los versos
de Rubén Darío y han posado los enamorados del lugar y todos cuantos, rumanos o
extranjeros, han tenido la suerte y el deleite de contemplar una obra tan llena
de sugerencias y armonía. El artista, que vivió gran parte de su vida en París,
debió querer mucho a su Patria, pues este conjunto monumental lo dedicó a los
casi nueve mil soldados rumanos caídos en la primera guerra mundial en lucha
contra los alemanes.
En esa llamada Gran Guerra, alcanzó noble notoriedad Ecaterina
Teodoroiu, valerosa maestra que no dudó en disfrazarse de hombre para unirse al
ejército rumano hasta alcanzar un grado de heroísmo que le hizo merecer la
Medalla de la Virtud Militar. Desgraciadamente perdió la vida en 1917, en la
Batalla de Marasesti. Un museo guarda hoy el recuerdo de aquella joven
ejemplar. Otros recuerdan a Brancusi, cuyo nombre lleva la Universidad, o exhiben
arte o artesanía, pues son varios los que hay en la ciudad. Hay que ver también
en Targo Jiu su Basílica y otros templos y acercarse a Monasterios como el de
Tismana, de 1375, hoy patrimonio de la Humanidad, cuyos monjes fabrican
preciosos iconos En los alrededores y localidades cercanas, se puede disfrutar
de una naturaleza cuyos colores permiten recrear nuestra mirada con tanto
agrado como en pocos sitios, y, entre varias posibilidades, alcanzar, en el
camino que va a Curtea de Arges, el Monasterio de Horezu cargado de imágenes,
relieves y pinturas notables, donde las monjas enseñan alfarería.. En Horezu no
sería digno de perdón el visitante que no disfrutara de la muy particular y
apreciada cerámica típica de ese lugar.
En fin, una vez más la Pomme d´Or ha ido a parar a un
lugar digno de ella y, como es uno de los objetivos del premio, ojalá sirva de
estímulo para que Targo Jiu mantenga su actividad cultural y la promocione con
todo cuanto merece, para que los amantes del arte, de la cultura en general y
de la naturaleza se dejen guiar hasta allí por quienes, como los periodistas
especializados de FIJET, premiando a Targu Jiu, tienen esa intención de
extender, a cuantos más mejor, el patrimonio cultural del mundo.