domingo, 24 de agosto de 2014

UN MUNDO VERDE CERCA DE MADRID

Aurora Pérez Miguel
Vicepresidente
Fijet España

No es necesario viajar a la selva amazónica para sumergirse en un entorno de vegetación exuberante, donde el color verde empapa la retina y nos produce una sensación de placidez infinita. A dos horas y cuarto de Madrid descubrimos la Castilla ignorada, tan cantada en su vertiente amarilla y seca. En la Soria verde, al oeste de la capital, se abre una esperanza vegetal de inmensos bosques sanos sin fecha de caducidad que muestra su esplendor compartiendo su belleza con el viajero, al que descarga oxígeno y aire puro: los pinares altos que ven nacer al río Duero en los Picos de Urbión y los pinares bajos al sur del río Ebrillos.

La Fuentona, cerca del pueblo de Muriel de la Fuente, está considerado uno de los parajes naturales más hermosos de la provincia. En este ojo de mar surge un acuífero que constituye el origen del río Abión El paseo hasta el nacimiento es una deliciosa senda de ribera que atraviesa un puente de madera y prosigue entre espadañales, sauces y carrizales. En sus bordes hileras de chopos y al fondo un pequeño bosque de sabinas. Al final del paseo, salpicado de especies aromáticas como espliego, tomillo y salvia, surge la hermosa poza kárstica, de aguas gélidas y trasparentes, donde los espeleo-buceadores se internan en profundidades de hasta 50 metros. Arriba, el cielo azul por donde transitan buitres leonados y halcones. No lejos de este lugar se encuentra un magnífico bosque de sabinas albares, a las que los sorianos llaman enebros. Esta reliquia del terciario fue declarada reserva natural y las autoridades locales auspician labores educativas, científicas y culturales.


Pasando por el medieval pueblo de Calatañazor y siguiendo la carretera del Burgo de Osma a Soria, se toma el desvío hacia Abejar, y pasado este pueblo camino de la Laguna Negra nos encontramos con el  Embalse de la Cuerda del Pozo, hectáreas de terreno de bosque y valles, robledales,  pinares, apacibles alamedas y relajantes espacios donde disfrutar del ocio veraniego. El embalse proporciona lugares de baño, deportes náuticos y otras actividades playeras, junto a restaurantes y  bares que abastecen a bañistas y veraneantes. Dos de estos lugares emblemáticos de disfrute al aire libre son Playa Pita y playa Herreros.


Continuando por la misma carretera se llega a la Laguna Negra, corazón de Urbión, donde Machado narra la historia de un parricidio. Las leyendas y fantasías se suceden en este paraje de ensueño, plagado de supersticiones e historias de amores desgraciados y de asesinatos. Las oscuras aguas me recuerdan al escocés Lago Ness, objeto igualmente de cuentos y narraciones novelescas. Se dice de la Laguna Negra que sus aguas desembocan en el mar siguiendo tortuosos brazos sumergidos y emergentes acá y allá. Inmensos farallones rodean las sombreadas aguas como gigantes protectores. Su entorno boscoso y rocoso está plagado de rutas, haciendo la delicia de senderistas y caminantes que se deleitan con un paisaje espectacular, sobre todo desde el mirador a 2.010 metros de altura, con una impresionante panorámica de la laguna y sendas de Urbión. Las caprichosas formas del entorno son producto de la erosión del hielo,  que ha ido esculpiendo con paciencia, cual caprichoso escultor, este formidable cuadro de la naturaleza. Circos, morrenas, nichos de nivación y lagunas caracterizan este espacio natural. El pino silvestre o albar cubre grandes extensiones. En las laderas umbrías aparece el haya. La comunidad faunística es variada y abundante. Hay reptiles como el lagarto verde y la víbora áspid. Entre los mamíferos se encuentran ardillas, garduñas, zorros, comadrejas, tejones, corzos, ciervos y jabalíes; menos abundantes son los lobos, nutrias y visones. Los reyes de la zona son las aves rapaces, como el águila culebrera, el halcón peregrino, el águila real, la perdiz pardilla, etc.


Hay más lugares de ensueño en esta zona de la Soria desconocida, como el magnífico Monte Valonsadero, muy cerca de Soria y para deleite de sus habitantes, o el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, etc. Basten estos ejemplos para animar a una corta escapada a urbanitas estresados, montañeros, turistas, caminantes, familias, y a todo aquel que desee salir de la rutina cotidiana.


Abejar y Hotel la Barrosa
Para llegar a todos estos lugares uno de los pueblos mejor situados es Abejar, típico pueblo soriano cuyas principales actividades son madera, muebles y destacados productos gastronómicos relacionados con el foi de pato y micología (en especial la trufa).


En este pueblo el Hotel La Barrosa es ideal. Pequeño hotel de 12 habitaciones, familiar, cómodo, limpio y agradable. La comida es muy buena y el trato excelente. Dada su situación estratégica en la zona es muy agradable, al volver de las excursiones, disfrutar de su piscina climatizada y sauna, situadas al igual que un pequeño gimnasio y sala de juegos en la parte baja del hotel.


En este establecimiento tienen lugar celebraciones relacionadas con trufa y micología, así como diferentes actividades culturales (especialmente musicales).